jueves, 28 de junio de 2012

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domingo, 24 de junio de 2012

HISTORIA DEL ESMALTE

El esmalte vidriado o porcelánico es el resultado de la fusión de cristal en polvo con un sustrato a través de un proceso de calentamiento, normalmente entre 750 y 850 ºC. El polvo se funde y crece endureciéndose, formando una cobertura suave y vidriada muy duradera. A menudo se aplica el esmalte en forma de pasta, y puede ser trasparente u opaco cuando es calentado. 

El esmalte vidriado se aplica sobre metal, oro, plata, y en nuestro caso, cobre.
El esmalte es suave, resistente a las agresiones mecánicas o químicas y es duradero, pudiendo mantener los colores brillantes durante muchos años.

El esmalte en forma de barniz vidriado  se utiliza desde tiempos remotos por civilizaciones como la griega y la egipcia. Se han descubierto piezas en las ruinas del palacio de Minos, y  en Cnossos, azulejos parecidos a los orientales. 
Asirios  persas, bizantinos, árabes y tal vez los chinos no dejaron de practicar esta bella industria.

En la Edad Media, el esmalte vivió una auténtica época de esplendor. Se empleó en la decoración de joyas, objetos litúrgicos, relicarios, etc...
Destacaron en Europa los esmaltes de Limoges en Francia, y la escuela de Silos en España.